Publicado por: Equipo GDigital | domingo 7 de diciembre de 2025 | Publicado a las: 13:06
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El mítico Charles Chaplin nos dejó como legado una docena de obras maestras con un fuerte compromiso social y crítico del sistema.
A través del personaje de Charlot denunciaba las injusticias de la sociedad y desnudaba la podredumbre humana llena de egoísmos y ambiciones demenciales, temáticas más vigentes que nunca en nuestra sociedad actual.
Para muestra un botón, en “El Chico” (1921) una madre abandona a su hijo, porque no puede criarlo, y un vagabundo asume la responsabilidad y luchará contra viento y marea para mantener al niño a su lado.
En “La ciudad de las luces” (1931) Charlot ayuda a una joven no vidente y termina enamorándose de ella, aunque inevitablemente las diferencias sociales los separan.
“En tiempos modernos” (1936) una espiral de locura ante la industrialización termina afectando a quienes trabajan en las fábricas, amenazados por la modernidad; los obreros se convierten en esclavos de las máquinas, es la deshumanización del hombre similar a la que exhibe “Metrópolis” (1927) del realizador alemán Fritz Lang.
El maestro de la pantomima utiliza la contingencia para buscar una salida a un oscuro panorama y entregar un mensaje optimista y esperanzador a nuestra alicaída sociedad.
Denuncia las absurdas guerras y poderes totalitarios con sus salvajes, sangrientas y demenciales dictaduras. Siendo “El gran dictador” (1940) su obra maestra y la primera sonora de su carrera. Si bien no es la más graciosa, contiene un mensaje claro sobre la barbarie que lamentablemente se vuelve a repetir una y otra vez en nuestra historia.

Es una cinta política, cómica y crítica, con referencias reales de nuestro pasado reciente en el contexto de las guerras mundiales. Gracias a ella generaciones han conocido los regímenes totalitarios y sus terribles consecuencias en la historia de la humanidad.
El filme arranca en la Primera Guerra Mundial, un barbero y soldado alemán de origen judío salva al aviador Schulz. El soldado es gravemente herido y después es dado de alta, pero sufre un grado de amnesia. Luego en su barbería conoce a Hannah, una joven de la cual se enamora. Mientras que Schultz se convierte en un influyente oficial del régimen.
En la otra vereda tenemos al dictador Hynkel, Chaplin, quien alcanza el poder en Tomania y enardece con sus mítines al país. Sus tropas asolan y saquean el barrio hebreo donde el barbero tiene su local. La imitación de Adolf Hitler es soberbia, con sus discursos, gestos y ataques de histeria.
Mencionar que el filme se realizó en pleno apogeo del Nacionalsocialismo, tiempos en que algunos poderes fácticos la quisieron boicotear, pero no lo consiguieron. Así Chaplin pudo entregarnos una obra antibélica desde la paz y defensa del hombre sencillo y humilde.
Por Andrés Forcelledo Parada.-